Hoy hice la primera etapa del examen de admisión del Centro de Capacitación Cinematográfica, situado en la Ciudad de México. ¿Por qué? Pues, han de saber que es mi gran ambición convertirme en director de cine...
Ni me acordaba de que el examen te lo aplicaban inmediatamente después de recibirte los papeles, pero en el momento, me dije: pues ya, no voy a estar yendo más veces de las absolutamente necesarias; total, está medio canijo entrar, no hay peor batalla que la que no se lucha, etcétera.
Después de entregar mi cerro de requisitos, desnudar mi identidad entera ante una institución que ahora sabe más de mí que yo mismo, me entregaron un montón de papeles con la instrucción de contestar una especie de estudio socioeconómico, que probablemente era para no dejarles duda alguna de mi posición social, aún cuando no pienso solicitar una beca ni apoyo de ningún tipo. Y no es paranoia, pero no me agrada eso de estar escribiendo mi dirección una y otra vez, que cuántas teles hay en mi casa, que con cuánto coopero para "el gasto",...
Más adelante, debería firmar el reglamento interno, que bajo ninguna circunstancia me iba a chutar. (Nunca hagan eso de firmar sin leer, por cierto)
Lo que seguía eran preguntas de "cultura general", sea lo que eso signifique. Español, arquitectura, historia, historia del arte, música, literatura y cine son algunos de los temas a los que aludían las preguntas en esta sección. Contesté relativamente bien, pero me dejó un mal sabor de boca pensar que es en base a datos arbitrarios, nomenclaturas y cronologías que se decide quién es el más apto para estudiar cine...
Finalmente, preguntas para desarrollar. No entraré en detalles por miedo a que me cacen a muerte por divulgación, puesto que el examen seguirá aplicándose en el Centro hasta el 16 de agosto. Me pareció lo más entretenido, pues pude expresar cosas más personales, experiencias y sentimientos, al mismo tiempo que sentía que estaba demostrando mi capacidad narrativa, emocional e intelectual.
Pero, obviamente, esta no iba a ser la única sección de la cual saldría contento, pues así son los Dioses de... en fin. Terminé, en aproximadamente una hora y cuarto. Subo a entregar mi obra, y me entero de que tendría que haber respetado el margen izquierdo de las hojas, que, por cierto, eran completamente blancas. "Debía haberlo hecho así" porque las iban a perforar y "no se iba a ver completo". Por supuesto que la encargada no me dijo una fregada. Y es que si alguien, carajo, me lo hubiera dicho, no hubiera tenido ningún problema en dejar una buena pulgada de espacio. ¿O acaso les parezco alguien que no puede seguir la más sencilla de las instrucciones?
Me fui sin pasar todo mi rollote a otras hojas, porque, sinceramente, tengo mejores cosas que hacer. Y si en un futuro esta decisión me afecta, pues yo no tengo la culpa de que ustedes en el CCC tengan personal mediocre, material inadecuado y un sistema de admisión idiota.